Señoras y señores, dones i homens, ladies and gentleman, me presento, mi nombre es Julia y voy a contarles un secreto: soy artista.
Supe que era artista cuando cumplí los 18 años. Siempre había coqueteado con el arte, pero nunca fui consciente de su existencia. Fue durante mi ingreso en la universidad, cuando empecé a ponerle nombre y apellidos a mi arte.
Por muy loco que parezca, el mundo está lleno de artistas, que, como yo, dedican su vida, sus ilusiones, su tiempo, todo, al espectáculo. Yo, en parte también dedico todo mi tiempo al espectáculo, porque, aunque no lo parezca, el arte se esconde en las cosas más sutiles del día a día. El arte no son luces, música, aplausos, no, es algo más sutil, mucho más invisible, pero que está.
Me acuesto pensando en él, me levanto pensando en él y se vive en mis sueños.
Hablando de sueños, hay muchos tipos de artistas, mi especialidad: los sueños, el arte más complicado de todos, aunque dicen que es el mejor (si puedes controlarlo claro).
El problema de los soñadores es que somos muy honestos, no podemos hacer un arte que no queramos hacer y para hacerlo, hay que desearlo de corazón. Para las cosas sencillas del día a día, podemos hacer todo tipo de artes: podemos hacer reír y llorar en segundos, podemos ser enfermeros, constructores, pintores, psicólogos, todo es posible a pequeña escala. El problema viene en las cosas grandes, ahí es cuando de verdad hay que quererlo con el corazón.
Y ustedes se preguntarán, ¿Qué clase de artista soy?, pues bien, soy EDUCADORA. Una soñadora que alcanzó su sueño. Una soñadora que trató de escribir el guion de su propia historia.
Me encuentro a diario rodeada de pequeños soñadores, que, como yo, desean de corazón alcanzar sus sueños, llegar a ser artistas de la vida. Cuántas veces hemos escuchado: “Yo de mayor quiero ser…”
Nos encontramos ante la mayor escuela de talentos, artistas innatos dispuestos a aprender todo tipo de arte en busca de su lugar ideal en el espectáculo de la vida, su entrada en la sociedad, esa sociedad y demanda cambiante a la que continuamente han de adaptarse nuestros pequeños.
¿Pero cómo voy a salir a escena sin haber ensayado? ¿Cuál será mi papel? ¿Seré capaz de hacerlo? Son algunas de las preguntas que llegarán a hacerse.
Aquí entramos nosotros, Edupark. Un grupo de soñadores que día a día en las aulas trabajan por hacer realidad sus sueños. Todas nuestras inquietudes, tanto pedagógicas como sociales, están motivadas por el deseo de conseguir que nuestros pequeños reciban todas las herramientas y ayuda necesaria para que cuando entren en el espectáculo de la vida, con todas sus capacidades desarrolladas y conociendo sus aptitudes, sean capaces de adaptarse, estén preparados para los cambios, pero, sobre todo, continúen siendo ellos mismos, y, por lo tanto, puedan ser felices.
Que toda piedra en su camino forme parte de la escalera hacia su destino. Pues para ser grande y tocar el cielo, hay que empezar siendo pequeño y desde el suelo.
“Hoy es buen día para empezar a soñar”